Esta es la historia de una pequeña tortuga a la que le gustaba jugar a solas y con sus amigos. También le gustaba mucho ver la televisión y jugar en la calle, pero no parecía pasárselo muy bien en la escuela. A esa tortuga le resultaba muy difícil permanecer sentada escuchando a su maestro.
Cuando sus compañeros y compañeras de clase le quitaban el lápiz o la empujaban, nuestra tortuguita se enfadaba tanto que no tardaba en pelearse o en insultarles hasta el punto de que luego la excluían de sus juegos.
OBJETIVO: que los niñ@s cobren conciencia de sus emociones antes de que se conviertan en conductas destructivas. También les ayuda a a asumir su propia responsabilidad y a controlarse, que además de ser gratificante contribuye muy positivamente a su proceso de desarrollo y maduración.
Primero leemos el cuento, hablamos sobre él, qué nos enseña, practicamos la calma(recurriendo siempre al cuerpo),… Una buena forma de interiorizarlo es bajo la representación en los sucesivos días, donde los niñ@s puedan desempeñar los distintos papeles: la vieja tortuga, la tortuguita, el maestro y algún compañer@., de esta manera los niños van adquiriendo la capacidad de asumir los distintos puntos de vista.
HACER LA TORTUGA: en distintos contextos y siempre recurriendo al cuerpo, se les enseña a l@s niñ@s a respirar profundamente al tiempo que cruzan los brazos sobre el pecho (durante un minuto) provocando un efecto calmante. Es necesario que el adulto practique todas las veces que haga falta con el niño “Veo que estás muy enfadado. Vamos a tranquilizarnos. Yo haré contigo la tortuga. Inspiremos juntos…. ¿Ya estás más tranquilo?” Una vez interiorizada esta habilidad se les enseña a hablar consigo mismo, como un modo de controlar su conducta, que aprenda a utilizar el lenguaje como un sustituto de la representación conductual.
REFUERZO RECOMPENSA: cada vez que l@s niñ@s consiguen hacer la tortuga se les puede recompensar con un cuño de tinta de una tortuga o con un adhesivo (muestra para imprimir más abajo).