El último paso es simplemente creer que puedes lograrlo. No hay necesidad de ser arrogante, basta asumir que aún no llegas a tu máximo potencial, lo que te permite formular preguntas sobre cómo lograrlo. Eso nunca sucederá si piensas que de alguna forma tu inteligencia está predeterminada, así que una vez que lo creas, podrás perseguir la inteligencia que deseas. Si no puedes hacerlo, quizá sea tiempo de recalibrar la forma en la que percibes la realidad: la actitud es importante.

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